jueves, 16 de agosto de 2012

Ni el susurro del viento, ni el sonido del mar, ni las gotas de lluvia sobre el cristal...
Ni las palabras bonitas, ni las caricias al despertar, ni los besos a escondidas en un portal...
Ni las promesas cumplidas, ni los abrazos de verdad, ni los ojos que no mienten cuando aman sin cesar...


Nada de eso importa cuando el corazón grita en silencio y hay alguien sordo dispuesto a escuchar.

Cógeme de la mano, acompáñame a soñar. Volemos hacia el infinito, que nadie nos pueda alcanzar.

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